martes, 13 de octubre de 2015

Cholitas cautivan España

Posiblemente no midan más de un metro sesenta, su dulce mirada transmite de todo menos miedo y con esos vestidos de pollera tan llamativos puedan llegar a pensar que están hablando con algún tipo de hada madrina.

Pero no, ellas son Marta La Alteña y Ángela La Simpática, dos mujeres que han escapado de cualquier tipo de discriminación a base de palos, subiéndose a un ring y demostrando que las cholitas pueden ser las mejores, si se lo proponen, en esto de la lucha libre.

Ellas vienen de Bolivia, pero se encuentran encantadas con la vida en la capital de España. Es su primer viaje a tierras europeas y, la verdad, parecen sacadas de una película. Todo les fascina, están muy atentas a los coches antes de cruzar el semáforo, observan los escaparates y, cuando tienen ocasión, cuchichean entre ellas sobre los jóvenes que van paseando sin levantar la mirada de su teléfono móvil. Todo ha sido nuevo para las luchadoras aunque, pese a las grandes infraestructuras y tecnologías que existen en la metrópoli, lo que les ha terminado de enamorar de la ciudad ha sido el cocido madrileño. Sí, el típico cocido madrileño.

«Nos dijeron que íbamos a tomar una sopita y... ¡vaya comida!», afirmaba entre risas Marta. Así son las cholitas, dos mujeres amantes de la cultura tradicional que se han ganado el corazón de toda Bolivia y, ahora, tienen la oportunidad de ganarse el de Madrid.

Aquí las cholitas ya son famosas, todo el mundo las conoce por la calle. «Algunos nos reconocen por el anuncio de Campofrío, otros saben que somos luchadoras y nos transmiten su apoyo», aclaran. Están muy orgullosas de venir a «la otra parte del mundo», como ellas dicen, y sentir el apoyo del pueblo. «Nos encanta hacernos fotos y firmar autógrafos a quienes nos paran, son increíbles», manifiesta Ángela. Hoy será su estreno ante el público, el gran combate, donde las bolivianas darán rienda suelta a sus habilidades sobre el ring para demostrar lo que son capaces de hacer.

La cita es a las 18.30 horas en el Club Deportivo José Valenciano y, aunque las participantes vayan casi de la mano por la calle, no tendrán ningún reparo en usar todo tipo de llaves y técnicas para acabar con la otra y salir victoriosas del cuadrilátero. «Esperamos que todo el mundo acuda y nos apoye, nosotras le demostraremos todo nuestro arte para poder hacer de ese combate un verdadero espectáculo», sentenciaba seria Ángela.

La vida para estas dos mujeres no ha sido un camino de rosas y, mucho menos, sencillo. Ambas provienen de un país que posee una de las tasas más elevadas de pobreza del planeta, donde ser mujer es síntoma de inferioridad y un hándicap para poder alcanzar los sueños. «Uno en la vida nace luchando, día a día vas peleando para poder sacar adelante a tus hijos y a toda tu familia, y si buscas lo que deseas con ahínco al final lo acabas consiguiendo», aconseja a sus compatriotas la cholita Alteña. Tras cruzar el Atlántico, admiten ser «una especie de superheroínas para las chicas de allá», puesto que son «un ejemplo para que la mujer pollera pueda tomar decisiones, creer en sí misma y abandonar ese miedo a alcanzar sus sueños».

En cuanto a la semejanza en sus apodos con el Cholo Simeone admiten que les agrada que aquí se les compare con él, "es un hombre que cree en la superación, no tiene metas". Ellas tampoco, pues son dos mujeres entregadas a sus familias, en La Paz, que sueñan con pelear algún día en México, la cuna de la lucha libre. Por el momento siguen superando obstáculos con la ilusión de un niño pequeño, sonríen para disfrutar el gran momento que viven y, aunque piensen que son violentas, ellas van a seguir peleando para hacer justicia, para salvar a todas las mujeres bolivianas.

El Mundo

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