jueves, 26 de noviembre de 2009

Cholitas Wrestling Bolivia: “Polleras que te mandan al Averno”

Seguimos esperando la segunda parte, interesante reportaje

Cholitas Wrestling Bolivia: “Polleras que te mandan al Averno”

Las cholitas luchadoras peleando como fieras

Después de un pequeño receso alcohólico de fin de semana y el clásico mal humor que me dan los lunes de mierda, vuelvo con más tonterías y quejidos lastimeros que confirman que tengo mucho tiempo que perder, pocos amigos y menos amantes (¡qué emo! me pregunto ¿cuándo empezaré a cortarme?), hechos que me llevan a deducir que nunca seré un cholero con un aura sexual tan poderosa que con mi sola presencia embarace chiquillas a punto de salir bachilleres y sea perseguido por cholitas en la calle como una especie de flautista de Hamelí­n postmoderno.

Aunque pensándolo mejor, no voy a renegar de mi mala suerte, siempre puede empeorar, aparte no quisiera arriesgarme a que en alguna incursión cholí­stica -nueva palabra, !qué innovador soy!- pueda atraer a la chola sin cabeza (una mezcla de la llorona y el jinete sin cabeza pero con pollera) o a estas peligrosas luchadoras que sin dudarlo me harí­an una vasectomía sin anestesia:

“!Estas mantillas se lavan con la sangre de nuestros enemigos!”

Lamentablemente, no pude verlas cuando llegaron el año pasado a Cochabamba, como siempre me enteré después, un puto dí­a después de la demostración de sus habilidades forjadas en las montañas más altas de la nación, en los rincones más peligrosos y extremos, esos que forjan el carácter y diferencian a las fieras de los caracoles hermafroditas.

No son víctimas de violencia intrafamiliar, son victoria y derrota, juntas después de una orgí­a de sangre, fuego y dolor.

Conozcamos un poco de nuestras majestuosas amazonas. El poder de los puños, piernas y trenzas de este sensual comando de la violencia coreografiada no tiene par infelices llokallas, mamarrachos agringados e incrédulos derechistas.

Yolanda “La amorosa”, no te dejes engañar por su sonrisa sexy, ella no tiene corazón ni piedad… te arrancará el esófago con su beso francés de un t’ajllazo, si bajas la guardia. Su mirada encandila a los hombres que la enfrentan y los lleva al limbo, dejándolos -como zombies sin voluntad- a su servicio.

Martha “La alteña”, dicen las lenguas chismosas -aquellas que se cuidaron de Yolanda- que ella dirigió al pueblo alteño en la resistencia en contra del falso gringo y a puño limpio hizo añicos una docena de mandíbulas de milicos asesinos.

Julia “La paceña”, se inició como comerciante en la Uyustus, pero los constantes peligros a los que era sometida por los viles cleferos, borrachos, carteristas, asaltantes y desgraciados malvivientes de todo tipo que rodean como buitres las zonas comerciales, la endurecieron y le enseñaron la ley del Talión, ojo por ojo y diente por corona. Su agilidad es incomparable e inigualable, verla luchar es como ver volar un colibrí­ con el pico envenenado, dispuesto a llevarte al más allá.

Carmen Rosa “La Campeona”, su mirada severa y misteriosa es una extensión de la rudeza y astucia que la convirtieron en la dueña y señora del título, su energí­a sin lí­mites y resistencia a los más crueles castigos la han convertido en una mujer de piedra, casi invencible, su poder reside en los entrenamientos salvajes e inhumanos que realiza en peñascos altí­simos, a los que solamente los cóndores pueden llegar.

Ahora, terminando el pequeño homenaje a estas fortachonas damas les dejo una muestra de lo que pueden hacer en el cuadrilátero, habilidades especiales nunca antes vistas y nunca ejecutadas con tanta maestrí­a como “La patada de mula” y “La llave del Santo”. Si bien el programa es peruano (ya que, como siempre, en Bolivia nos avergonzamos de todo lo que lleve polleras, pero nos enorgullecemos de estar cada día más alienados) las luchadoras son bolivianas:

Parte 1: Yolanda (La amorosa) contra Martha (La alteña), emoción extrema mezclada por los chistes opas de “las” conductoras.



Parte 2: Julia (La paceña) contra Carmen Rosa (La campeona), pelea por el tí­tulo llena de lak’azos, acrobacias imposibles y más chistes que no hacen reír ni a una hiena.



Parte 3: LA FINAL, tan épica como la Batalla de Boquerón. Una espiral interminable de gemidos, golpes ponzoñosos y estallidos de ovarios.



Después de observar semejante despliegue de poderí­o y destreza me pongo a imaginar lo maravilloso que sería si un buen día el mundo se transformara en un gigante ring y estas 4 valientes, en nombre de tantos y tantas, le dieran una paliza que derrote de una vez por todas al racismo, misoginia, exclusión, discriminación y tantos vicios malditos que por ahora no tienen a nadie que les haga frente… lindo sería ¿no?.

P.D.: Triple H, gringo cavernario, la sangre falsa en el ring y tu cuerpo deforme lleno de esteroides no se comparan con la fibra -producto de una dieta balanceada de tostado, api, silpancho y fricasé- movimientos que desafí­an la ley de gravedad y el coraje infinito de mis cholitas luchadoras, el reto ha comenzado fraile.

Contactos: luchalibrebol@gmail.com

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