domingo, 28 de febrero de 2010

Interés de muchos Luchadores para el próximo Campeonato

Quieren estar en 100 % Lucha

Interés de muchos Luchadores para el próximo Campeonato

Gracias a Márcio Reginatto desde Argentina por enviarnos el enlace:

Nos llegan mails de todas partes con luchadores interesados en competir en nuestra liga. Para nosotros es un honor que quieran participar y estamos en contacto con todos para ver si se dan las condiciones de incorporarlos a nuestro próximo campeonato. Estos son algunos de ellos:


Ver pagina de 100% Lucha: www.cienporcientolucha.com.ar

Correo electronico de Márcio Reginatto: marcio.reginatto@hotmail.com

Contactos: luchalibrebol@gmail.com

jueves, 25 de febrero de 2010

Cholitas voladoras

Zona crónica

Cholitas Voladoras

Por: Juan Pablo Meneses

Hay madres solteras a las que les toca trabajar duro. También hay algunas que están dispuestas a aguantarse heridas y golpes para ganarse la vida. Y sin embargo, en Bolivia, las cholitas que luchan a 4900 metros de altura dicen estar peleando en el cielo.

Jennifer es mala. Por eso todos aplauden cuando la empujan al suelo, y la ablandan a patadas, y le tuercen la garganta, y la arrastran tirando de las trenzas de su peinado de chola. Mientras la golpean, el público del Multifuncional de La Ceja en El Alto, en Bolivia, le tira botellas de plástico, huesos de pollo y tapas de gaseosas. Su cara es de sufrimiento. Está furiosa y adolorida. Es mala, pero orgullosa. Jennifer saca lo último que le queda de fuerza, empuja a su rival y le hace una zancadilla. Ahora, ella domina la situación. Salta sobre la cara de su contrincante y luego le dobla el brazo hasta hacerlo crujir. Entonces Jennifer se trepa a las cuerdas en una esquina, levanta sus brazos como si tratara de agarrar el abucheo del público en su contra, mira a su rival tumbada sobre la lona y se lanza a volar.

Vuela, y su vestido típico de chola aymara flamea sobre el aire.
Vuela, y sus ojos se clavan en esa víctima sobre la que dejará caer todo su peso.
Vuela, mientras estallan los flashes de los turistas gringos de la primera fila.
Vuela, saboreando la venganza de los malos.
Vuela, como un águila pesada que pierde altura.

Vuela, y medio segundo antes de aterrizar, su rival se mueve unos centímetros.

Jennifer aterriza con su cara en la lona. El golpe al tocar tierra es seco, suficiente para romper las costillas de cualquiera que no esté entrenado para la lucha libre. El público se ríe de su desgracia mientras ella, la mala de esta película en vivo, se retuerce como si la acabaran de atropellar. Minutos más tarde, después de recibir nuevas patadas y nuevos golpes de puño y nuevas llaves que le tuercen los brazos, la mujer recibirá la cuenta de uno y dos y tres y habrá perdido el combate. Bajará del ring entre gritos de ¡loca! ¡loca! ¡loca! Y los alaridos no se detendrán hasta que ingrese al camarín: ¡loca! ¡loca! ¡loca!

—En la calle también me gritan. Yo vivo aquí, en El Alto, y cuando voy por la calle me dicen ¡loca! —comenta. Su nombre de luchadora es Jennifer Dos Caras, aunque ahora habla como Ana María, su verdadera identidad.

Estamos en la zona de camarines del Multifuncional de El Alto, una ciudad boliviana vecina a La Paz, con un millón de habitantes a 4900 metros de altura. Según todos aquí, El Multifuncional es el gimnasio más alto del mundo. "Estamos cerca del cielo", dice el locutor que anuncia las luchas. El recinto, por donde pasean perros cojos y no tiene baños, alguna vez fue una iglesia. Durante los días de semana aquí se juega básquetbol y fútbol sala, a veces hay actos políticos y todos los domingos se desarrolla una nueva jornada de la lucha libre: un espectáculo que, gracias a las cholitas luchadoras, aparece en las guías de viaje y se llena de turistas extranjeros.

—¿Se golpean de verdad?

—Claro que sí. Todas aquí tenemos muchas lesiones, y por eso entrenamos tanto. Yo he tenido varias quemaduras por la lucha —dice Jennifer, y se levanta las mangas para mostrarme varias cicatrices en ambos antebrazos.
Jennifer Dos Caras es dura, incluso cuando habla como Ana María. Sin embargo, el argumento por el que dice que le gusta ser mala demuestra su bondad:

—El público se desahoga, se libera insultándome. Me gusta ser mala porque sirve para que los espectadores hagan una catarsis. Me gusta provocarlos, para que se liberen. Hace un tiempo fui buena, una temporada, pero me aburría.

Jennifer tiene dos hijos, uno de 14 y una de 7. A veces ellos la vienen a ver, pero a ella no le gusta. En su casa hay una colección de fotos de la madre volando con su vestido de cholita. Vive exclusivamente de la lucha, cobra unos 60 dólares por pelea, y ella mantiene la casa. Es soltera y no se ve con el padre de sus hijos:

—Soy sola y mala —y se ríe.


***
Nos hemos acostumbrado a que en Latinoamérica todo se lucha. Hemos aprendido que no hay verdadera causa, si no estamos dispuestos a luchar por ella. En épocas de crisis económicas, muchas manifestaciones políticas de la región terminan con el coro: "¡Morir luchando, de hambre ni cagando!".

En la zona de El Alto, donde las cholitas vuelan antes de caer a la lona, la mayoría de los muros están pintados con frases que juntan las palabras "Evo" y "Lucha". En ellos se anuncia que el presidente de Bolivia está luchando contra la pobreza, luchando contra el abuso extranjero, luchando contra el analfabetismo. "No dejaremos de luchar", dice Evo Morales el día que asume en su segundo periodo consecutivo como jefe de Estado. La lucha en boca de todos. La lucha como parte del día a día, en una Latinoamérica con 1200 muertos diarios por violencia urbana. La lucha como parte del discurso. La lucha como algo serio, nunca para la risa. El opuesto a la lucha de hoy en el Multifuncional de El Alto, donde los luchadores siempre provocan que el público estalle en carcajadas.

Comparados con la realidad, los luchadores de ring se ven como una caricatura a pilas. Como un juguete. Basta recordar El club de la pelea, la novela de lucha de Chuck Palahniuk, llevada al cine por David Fincher y protagonizada por Brad Pitt. En un momento, uno de los peleadores va al hospital por fuertes dolores. Le dice al médico que lo atienda rápido, que está sufriendo. El médico le responde: "¿Quieres ver sufrimiento de verdad? Visita el pabellón de cáncer testicular. Eso es dolor".

Nadie toma en serio los verdaderos dolores de los luchadores de ring. Tampoco el de las famosas cholitas de la lucha bolivianas.

Elizabeth es una cholita buena. Dentro del mundo de la lucha libre boliviana están los tácticos y los rudos. Las luchadoras cuyo perfil es el de ser malas son las rudas. Elizabeth, en cambio, es una cholita táctica.

Elizabeth sube al escenario luciendo un largo faldón de colores y un gorro gris de chola. El público la aplaude y ella saluda con los modos de una luchadora buena. El locutor de la velada le pasa el micrófono, y ella saluda a una niña del público que está de cumpleaños. La festejada, que no tiene más de 10 años y está en compañía de sus hermanos, padres y abuela, se llama Alicia. A la lucha libre boliviana llegan muchas familias completas, como la de Alicia.

—Mi niña, además de saludarte por tu cumpleaños, quiero decirte que estudies. Que nunca dejes de estudiar, para que te vaya bien en la vida. Además, no pelees con tus padres, que te quieren mucho. Que Dios te bendiga —le dice Elizabeth, desde el ring, y todo el público aplaude a esta cholita buena.

Para llegar a luchar el domingo, las cholitas luchadoras han pasado por toda una semana de preparación. Los lunes hay descanso. Los martes es la preparación física, con pesas, trote y abdominales. Los miércoles es descanso. Los jueves es de prácticas sobre el cuadrilátero. Los viernes es descanso. Los sábados es el ensayo general para el gran día, el domingo, hoy.

Elizabeth es gruesa y ágil, como todas. Salta frente a su rival hasta tumbarlo en la lona. Luego corre hasta las cuerdas, se abalanza sobre ellas como si fueran un elástico, y sale disparada con todo su vestido flameando hasta chocar con su contrincante.

—Me gusta que vengan tantos extranjeros. Eso demuestra que lo que ofrecemos es de gran calidad. Llevo cinco años en esto, y la verdad es que estoy muy contenta —dice Elizabeth fuera del ring, después de un triunfo fácil. Mientras habla, los niños de El Alto se acercan para abrazarla, para tocarla, para tomarse fotos.

Si bien cada domingo de pelea hay unos diez combates, la mayoría con hombres sobre el ring, son las cholitas las que han cambiado la cara de la lucha libre boliviana. En algunos puestos de videos de la feria de El Alto, un paraíso de mercancía robada y pirata, venden el legendario programa de El show de Cristina de junio de 2008: cuando varias de ellas estuvieron en el set con Cristina Saralegui. Para muchos, eso fue el comienzo del cambio. El inicio de la llegada de fotógrafos y documentalistas europeos, japoneses y de Estados Unidos. Y de ahí, el desarrollo de la industria turística en La Paz, que llena buses con turistas y los sienta al lado del cuadrilátero.

En primera fila, para ver en detalles y cerca del cielo a estas cholitas que vuelan mientras luchan por una mejor vida.



***
Carmen Rosa es buena y está tumbada en el piso, abajo del ring, cuando le parten un cajón de madera en la cabeza. El público chilla, insulta, pero el árbitro de la pelea no hace nada para detener el ataque a mansalva. La cholita Carmen Rosa, una de las más legendarias competidoras del cachacascanismo boliviano, ahora está combatiendo con 'la Fiera': un gordo de más de cien kilos y traje blanco ajustado. Desde hace un tiempo, tan llamativos como las peleas entre cholitas, son los combates entre un hombre y una mujer. El gordo apodado 'la Fiera', que promete no tener compasión, consigue otro cajón con qué pegarle a la cabeza de su víctima. Algunos turistas se espantan. Toman fotos con asombro mientras, a pocos metros, 'la Fiera' del traje ajustado le da golpes con objetos contundentes a una cholita querida por el público.

—¡Maricón! ¡Maricón! ¡Métete con un hombre! —le gritan desde todos los costados del estadio. Los niños, los padres, los abuelos, los turistas.

Gina Grey, 24 años, nació en Sacramento, estudió antropología en la UCLA y lleva un mes viajando por Bolivia. Llegó a mirar la lucha libre como parte de los recorridos imperdibles que venden las agencias de turismo de La Paz. Pagó 40 dólares por un paquete que incluye el traslado, el ingreso al Multifuncional, un vaso de bebida, una bolsa con palomitas de maíz, dos tickets para ir a un baño que está afuera del recinto y una artesanía en miniatura de una cholita. Junto a ella hay una veintena de jóvenes gringos, todos en primera fila, que llevan gorros bolivianos y mochilas artesanales. Gina me había dicho, con un español con acento de inglés californiano, que le parecía gracioso ver el espectáculo. Antes de los combates se le veía risueña. Les tomaba fotos a los niños bolivianos y a las abuelas con vestidos de chola sentadas entre el público. Sin embargo, de pronto, todo parece haber cambiado. Mientras el gordo de blanco golpea la cabeza de Carmen Rosa, Gina se enfurece y se suma a los gritos:

—¡Maricón! ¡Maricón!

El árbitro detiene la golpiza y obliga a los dos luchadores a subir al ring. Una vez arriba, Carmen Rosa renueva las fuerzas, tumba a 'la Fiera' y comienza a estrangularle el tobillo derecho. Todo se da vuelta en unos pocos minutos. El público la vitorea, mientras ella escala las cuerdas antes de saltar. Desde lo alto levanta los brazos y todos, incluyendo a Gina y sus amigos, la alientan con aplausos y vivas. Carmen Rosa, transformada en una vengadora de la violencia de los hombres contra las mujeres, se impulsa con toda su fuerza y vuela.

Vuela, y su vestido típico de chola aymara flamea sobre el aire.
Vuela, todavía con las marcas del cajón roto en su cabeza.
Vuela, mientras el público la ovaciona enardecidamente, como a la heroína necesaria.
Vuela, saboreando la venganza de los buenos.
Vuela, y 'la Fiera' no se alcanza a mover cuando ella aterriza.

Carmen Rosa deja caer toda su pesada carrocería sobre el pecho del gordo luchador. La victoria es seguida entre ¡vivas! que parecen derribar este pequeño estadio que alguna vez fue iglesia y que está tan cerca del cielo, a 4.900 metros de altura. Los turistas de la primera fila toman fotos, mientras las familias de las tribunas populares no se cansan de aplaudir.

El espectáculo de las cholitas luchadoras parece gozar de buena salud. Todos saben que, gracias a ellas, la lucha libre boliviana ha podido destacar frente a industrias poderosas latinoamericanas como la lucha libre mexicana o la lucha libre argentina. Tal es el éxito, que más de uno se declara el inventor del fenómeno.

Juan Mamani, conocido como 'el Gitano' y responsable del espectáculo, se anuncia como el inventor de tan lucrativa variante de la lucha libre: las cholitas luchadoras. Sin embargo, al poco tiempo de la aparición de estas luchadoras de vestidos largos, muchas de ellas se fueron a trabajar con la compañía dirigida por Benjamín Simonini, conocido por su nombre de luchador rudo 'Kid Simonini'.

Más allá de las disputas entre dueños de compañías, hay un luchador que tiene pruebas de que todo fue invento de él. Su nombre es Édgar Zabala, aunque en el mundo de la lucha libre boliviana se le conoce como 'Comandante Zabala'. Édgar tiene 45 años, un peinado con gel y la nariz rota en varias partes. Lleva más de 25 años en el ambiente y llegó al ring de la lucha libre tras un paso por el boxeo. Competía en categoría mosca, soñó boxear una final del mundo, y ahí comenzaron a romperle el tabique.

—La primera vez que hubo una cholita luchadora, fui yo —dice, serio, vestido con el traje militar con que en un rato saldrá a competir como 'el Comandante Zabala'.

Cuenta que fue hace unos diez años, y que se le ocurrió salir al ring vestido de chola como una humorada. Como parte del lado divertido que siempre debe tener la lucha libre. Lo que él no sabía, ni menos el jefe de la compañía, era el éxito que iba a tener ver a cholitas sobre el escenario. Rápidamente, 'el Gitano' comenzó a reclutar mujeres que estuvieran dispuestas a volar sobre el ring y aterrizar con sus costillas. A la primera convocatoria llegaron más de 50. Hoy en día, hay varias en lista de espera, para ser las futuras Carmen Rosa: la mujer que se sobrepuso a los golpes de cajón en la cabeza, y fue capaz de tumbar a su pesado rival en medio de los vítores de un estadio lleno.


***
Cuando uno llega a La Paz, es habitual cruzarse en la calle con cholitas, como se les dice "cariñosamente" a las mujeres indígenas que visten su atuendo tradicional. Las cholas, como muchos descendientes de los aymaras, son el símbolo de la discriminación de la cual han sido objeto los indígenas y campesinos en Bolivia. Sin embargo, dicha vestimenta también es señal de un prestigio propio de quienes mantienen los valores de una cultura antigua. Cuando uno sube a El Alto, la presencia de las cholitas se hace mucho más evidente.

Desde El Alto, donde está el Multifuncional de la lucha libre, se logra una vista panorámica y casi completa de la ciudad de La Paz. Ahí abajo está la capital, los grandes edificios, el palacio de gobierno y los hoteles donde se hospedan los turistas. Aquí, en cambio, las calles son de tierra, la gente sobrevive con el comercio ambulante y al menor descuido puedes ser víctima de un robo. El Alto es considerado una zona roja, en la que hay que andar atento. Sin embargo, la fama de los alteños tiene que ver más con la lucha que con los robos de poca monta.

Fueron los alteños quienes comenzaron la revuelta popular que terminó con la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, paso previo al presidente Carlos Mesa, antecesor de la llegada de Evo Morales al poder.

—El Alto es un bastión de Evo. Acá es zona roja, pero Evo puede caminar por aquí sin custodia y nadie le haría nada —me dice Alberto Medrano, un periodista de El Alto, gran promotor de la lucha libre boliviana.

La jornada de combate termina pasadas las nueve de la noche. El frío de los casi 5000 metros de altura se ha dejado caer. Los turistas se han subido a los buses para bajar hasta La Paz, mientras las familias de El Alto se van caminando hasta sus casas. Carmen Rosa, una de las luchadoras más legendarias, me dice que mañana es el día de descanso y estará con sus hijos. Me cuenta que es una mujer de trabajo, que los titanes del ring le han servido para tener una mejor vida, pero que tampoco es que gane mucho dinero. Dice que, de todas maneras, tiene otras ocupaciones porque tiene familia y la vida es lucha. Cuenta que los golpes más fuertes del domingo le duran hasta el martes. Y dice que esta noche, antes de dormirse, repasará en la cabeza sus mejores piruetas.

Seguramente Carmen Rosa, la mujer que bajó del ring sudada y golpeada, se dormirá tarde y cansada. Y, posiblemente, vuelva a revivir el momento en que sube a las cuerdas. Abajo del ring el público está enloquecido y la aplaude con rabia. Gina, la antropóloga, le grita ¡Maricón! a 'la Fiera' y vitorea a la cholita. En ese momento ella abre los brazos, mira a su rival, se da un impulso y vuela.

Vuela, con su vestido de cholita al viento.
Vuela, sabiendo que en su vida siempre se ha sentido una luchadora.
Vuela, sin ganas de aterrizar.

Extraido de la Revista SOHO de Colombia

lunes, 22 de febrero de 2010

Cholitas Wrestling "Polleras en el ring"

Desde Los Andes para todo el mundo

Cholitas Wrestling "Polleras en el ring"

Interesante nota extraido de Bolivia.comEl Gitano las entrena, Jenifer Dos Caras es la experta, Marta la Alteña disfruta el maltrato e Hilda quiere un cinturón de oro. Son las estrellas de la lucha libre.

Nadie notó su presencia aún. Se diría que es una chola cualquiera, pero no. Ella tiene el espíritu de una gladiadora. 17 años, alcanzando apenas el metro sesenta y, sin llegar a ser robusta, deja danzar sobre su cintura una liviana pollera amarilla. Hilda es su nombre y espera silenciosa las instrucciones de su mentor, El Gitano. “Eres una promesa”, le dice él con la mirada. Ella asiente mientras ve cómo Jenifer Dos Caras y Marta la Alteña hacen gala de sus piruetas sobre el ring. Cada personaje marca su propia esquina en el cuadrilátero, pues cada quien tiene un lugar en la historia de la lucha libre femenina en Bolivia.

Los Titanes del Ring marcan su cubil en el gimnasio montado dentro de un galpón en la avenida Subteniente J. Eulert, en la ciudad de El Alto. Allí, los mejores luchadores prueban su temple para los enfrentamientos que protagonizan cada domingo en el Multifuncional de El Alto, donde la eterna pugna entre el bien y el mal tiene a sus protagonistas en carne y hueso: técnicos contra rudos.

Las 20.00 del jueves. En pleno ejercicio, Hilda y Marta comparten la lona con otros deportistas varones. Para formarse como verdaderas luchadoras no deben ser consideradas por su constitución o el sexo: todos hacen juntos los ejercicios y caen minuto a minuto sobre la lona. A prudente distancia está El Gitano, dando indicaciones a sus pupilas. Él es un verdadero entrenador de cholitas.

El mentor: Gitano

Una cola de caballo sujeta su negra cabellera. Con la figura que se espiga dentro de un deportivo negro y la mirada afilada, Juan Mamani Condori controla a sus luchadoras. Él pelea desde hace 25 años. Su alter ego es El Gitano. Inició la carrera de joven y continúa luchando.

Su trayectoria le ha hecho ganarse el respeto de sus compañeros, por lo que lo nombraron responsable de la comisión técnica. “Hace unos tres años busqué la manera de levantar el ánimo del público. La cantidad de asistentes bajó y ya no había interés por la lucha de varones. Para llamar la atención convoqué a las cholitas a través de los medios”.

Fue un gran éxito. El suceso atrajo a periodistas extranjeros y las imágenes recorrieron el mundo. “El 2002 empezó la primera pelea, en una Navidad. Llegó hasta el programa de Magalí del Perú y salió incluso un video pirata que se vende aún por la calle. El resto es historia”.

Desde ese momento surgieron grupos pequeños que implementaron este tipo de pelea. Muchas cholas se formaron en el grupo de El Gitano, pero se fueron cuando ganaron algo de fama. Los Titanes del Ring tienen ahora ocho de estas mujeres luchadoras en sus filas.

“El movimiento de las polleras es el que llama la atención. Esta prenda también implica un riesgo. Por eso hay mucha preparación”.

El Gitano ve a las candidatas de acuerdo a su carisma e interés por la lucha. “Quien no puede se va nomás. Depende de cada una. Unas salen en meses, otras tardan más”.

El grupo ha llevado el espectáculo de lucha por ciudades de Bolivia, Argentina, Perú y Colombia.

Como entrenador apasionado, El Gitano ha pasado varios sustos. “Había una cholita nueva que se subió a la tercera cuerda y por lanzarse hacia el ring cayó de espaldas y luego de cabeza. Por suerte amortiguó el golpe con su mano”.

Por eso, el rostro de El Gitano se muestra agradecido, pues la idea de las cholitas luchadoras significó una nueva oportunidad. “Yo andaba muy deprimido. Es difícil conseguir el coliseo, cuesta harta plata y si no cubrimos el alquiler... lo que queda tenemos que repartirlo. El mejor luchador suele ganar 200 bolivianos por lucha. Eso es igual entre mujeres y hombres”.

Juan sabe que las caídas son lo más sensible. “Hay que cuidar la cabeza. La primera lección es que en una caída de espaldas se debe empujar la quijada al pecho. Después, el cuerpo se acostumbra a los golpes”, dice mientras sus pupilas hacen retumbar las tablas del ring.

“La lucha femenina va para adelante, a la gente le gusta mucho. Claro, hay contratiempos, como los novios y esposos, a los que hay convencer primero para que ellas vengan a entrenar”, sonríe El Gitano. Además, sin que la pelea de cholitas pase de moda, ya se han conseguido nuevos atractivos: una mujer de pollera que hace boxeo y dos luchadoras afrobolivianas.

Experiencia: Jenifer Dos Caras

“A quién le importa lo que yo haga”, canta Thalía desde un parlante mientras Ana Luisa Yujra, de 25 años, ingresa al ring con el rostro pintado y los brazos en alto. El público la abuchea y a su paso llueven las botellas vacías, los huesos de pollo y las cáscaras de fruta. Ella se limita a sonreír y sigue cantando. Por algo es Jenifer Dos Caras.

Jenifer es una pionera de la lucha. “Cuando empecé conocí a Ana la Vengadora. No había nadie más de mi nivel, las demás eran novatas que se presentaban en un par de funciones y listo. Se fueron porque sólo fueron a probar suerte. Yo tengo ocho años de experiencia”.

Amiga del voleibol, de niña fue a ver la lucha en el estadio Olimpic. Más tarde, conoció a un vecino que resultó cachascanista y él le presentó a varios luchadores, con los que empezó a dar las primeras rodadas, volteos y castigos.

Ana Luisa es de la escuela de Kid Simonini y Jaider Lee, sus maestros. Así nació Jenifer Dos Caras: “Jeni” por su mamá, “fer” por ferocidad y “Dos Caras” porque tiene dos vidas. “Mi manera de ser en el ring es muy diferente al de mi vida cotidiana”. Eso lo sabe su familia, que todavía no la apoya. “No les gusta. Una vez vino mi mami a ver, pero dijo que era mucha agresión”.

En la vida cotidiana es mamá de Mike Antonhy (11 años) y Jesmy Darling (4 años). Es maestra de Literatura y trabaja con jóvenes. “En el ring me destapo, soy otra persona que empieza a destrozar todo lo que encuentra. Los alumnos me preguntan, pero trato de evadir el tema porque tengo que mantener cierta distancia con mi trabajo”.

Jenifer se siente como el torero que entra a las corridas. “Una llega al ring sabiendo que arriesga su vida”. Ya tuvo una luxofractura del peroné y tobillo el 2000 por hacer unos saltos mortales. Estuvo tres meses con yeso y aunque se decía “funciona mi pie, funciona mi pie” tardó bastante en recuperarse. Ahora está bien, aunque ya no tiene, quizá, la misma fuerza de antes.

La lucha también le trajo el amor. Su esposo era técnico, el Súper Muñeco, personalidad que dejó por el trabajo. Se veían en el entrenamiento y en una de esas le invitó a salir y ella dijo que no. Al final, terminaron en el altar. “Él me apoya, cuida de mí y de mis hijos, pero está preocupado. Ellos tienen miedo de que me haga daño. Nunca peleé con mi esposo. No quiero, porque sino le voy a sonar”, se ríe.

Descansó algo cuando tuvo a su hija, pero sufría viendo a los luchadores en la tele. Al final, convenció a su marido y volvió a las lonas.

Si bien este deporte no le sirve para subsistir, Jenifer vibra al calor de cada encuentro. “Lo vivimos, lo disfrutamos, y hacemos que otras personas se desestresen y desahoguen la bronca que tuvieron en la semana. Botan todo contra los rudos y se alegran con los técnicos”.

A los golpes y las figuras, se le suma el tiempo que una mujer tiene que sacar para los entrenamientos. “Las cachascanistas tenemos que cumplir varios roles: ser amas de casa amigas, hermanas, madres...”.

Pero ella se da modos, pues le gusta mostrar agilidad y trabajar con el público. “La gente se enfurece conmigo, quiere matarme y destrozarme. Yo me río y ya. Al principio me sentía un poco incómoda, porque te insultan y te dicen cosas obscenas. Ahora, ni siquiera grito. ‘Loca, loca’, me dicen. Yo me río. Eso me encanta”.

Le han pedido muchas veces que deje la lucha. “Tu vida pende de un hilo, pero la adrenalina una la vive y la siente”. Pero como todo tiene su tiempo, ha decidido dejar de luchar en dos años, cuando su hijo se haga joven. “Entonces me va a decir ‘vámonos’ y yo voy a tener que hacerle caso. Yo sé que Dios y la Virgen me van a cuidar”.

La estrella: Marta la Alteña

“Siempre que me preguntan mi edad, yo no digo, porque no me gusta hacerlo. Quiero que la gente imagine cuántos años tengo. Por ahí tengo fans más jóvenes”, comenta Marta la Alteña en pleno entrenamiento con varias pesas.

Son cinco los años que Jenny Maraz Herrera trabajó para convertirse en Marta. Pasaron tres de entrenamiento para que al fin pudiera subir al ring, pero ahora es una pequeña estrella todos los domingos.

“Me gustaba venir a ver, era la primera en la puerta. Me gustaban el Ángel Azul y Mister Atlas y veía a las chicas luchando con malla”.

Costurera y repostera, atendió a una convocatoria de Gitanos Producciones. La aceptaron con una condición: hacer lo mismo que ellos. “La primera vez no quería que me vieran las piernas. A medida que pasaba el tiempo, se salió ese miedo y me he vuelto una mujer más osada. Me pongo short o me olvido y me amarro el centro”, explica. No por nada en algún entrenamiento se le ha roto la pollera y ha continuado con la mankancha.

“Lo más difícil ha sido acostumbrarme a que me vean las piernas. Los golpes me dolían, pero se pasaban. Ahora estoy luchando por Bolivia. Me llena de orgullo que una chola represente al país. Antes era un deporte sólo para hombres, vetado para mujeres de pollera”.

A su mamá, también de pollera, no le cayó en gracia que a su hija le vieran las piernas y los calzones. “Ella viene, pero no demasiado seguido. A veces se va llorando, porque salgo lastimada. En una ocasión me vio con la cabeza rota, no sabía qué hacer por la impotencia. Prefiero que no venga”. Marta tiene un hermano mayor y una hermana de 19 años, igual luchadora.

Ruda de corazón, Marta la Alteña lleva el cabello con rayos rojos para alejarse de lo común. “Yo soy la mala, la maldita. Me gusta ganar y cuando me están por ganar, les parto una madera en la cabeza. Para luchar siempre uso polleras livianas y centros delgados, tengo zapatos especiales. Están un poco viejitos, pero son con los que he comenzado a pelear. Son mi amuleto. Si no los tengo, no compito”.

Sus ceñidas poleras y sus blusas se las cose ella misma. Prefiere la lycra. “Es que tengo que mostrar, así gordita que estoy, tengo que mostrar. Hago pesas y quisiera tener buenos brazos y músculos. Sólo denme un añito más”, desafía.

Antes entrenaba de lunes a jueves en un gimnasio cerca de su casa, pero tenía que ir de buzo porque no le permitían entrar con la pollera. “La gente cree que porque llevamos pollera estamos hediendo. Las mujeres de pollera somos más limpias, pero para que no te discriminen tienes que ponerte un buzo”.

También cuida su alimentación. “La comida, no mi figura. Cada domingo como mucho porque es un desgaste único. Pasa la lucha y tienes un hambre voraz, como si no hubieras comido en una semana”.

El momento más duro de su vida lo ha vivido como mamá. “En una ocasión traje a mis dos hijas, Jenny y Julissa, para que vean. Tuve un encuentro con otra cholita ruda y con la señora nos pegamos tanto que nos reventamos sillas. Tuve una abertura de un centímetro en la cabeza, llegué a mi casa toda mal, sangrando y llorando. Mis hijas me vieron, lloraron y me dijeron que ya no querían que vuelva a luchar. No supe qué hacer, me pusieron entre la espada y la pared, porque la lucha está metida en mis venas. Ese día, el peor de mi vida, tuve que elegir entre hacerles caso a mis hijas o mi deporte”.

Luego de hablar mucho, las niñas comprendieron la pasión de la madre, aunque la comprometieron a cuidarse. “A veces me lastimo, pero cuando llego a mi casa estoy sanita y cuando se van al colegio; ‘¡ay, ay!’; recién es que me quejo”.

Quien más disfruta de sus peleas es su papá. “Él es fanático y está orgulloso de que estemos en la lucha. Cuando salieron los CD piratas mi papá se compró y los tiene guardados. Se siente feliz y orgulloso”, declara el brillo de su mirada, maquillada para la ocasión.

No importan los abucheos a su ingreso ni la basura que le cae desde la tribuna. “Me gusta gritarles. Me odian. Ese es mi personaje. Me siento muy especial, es una sensación que no puedes comparar con dinero. Cuando estoy en el ring, aunque sean cinco minutos, me siento una estrella. Y vale la pena”.

Hilda López: la promesa
Los gritos y aplausos le acompañan. Se diría que es una chola cualquiera, pero no: ella tiene espíritu de gladiadora. 17 años, alcanzando apenas el metro sesenta y, sin llegar a ser robusta, deja danzar sobre su cintura una liviana pollera amarilla. Hilda López Laura es su nombre y está atenta a las instrucciones de su mentor: El Gitano.

Su rostro dulce no debe engañar a nadie: tiene una ferocidad que aún no termina de germinar. Lleva dos años entrenando y hace seis meses que lucha. Era su sueño. Cuando veía las peleas en la tele se decía: “quisiera ser uno de ellos”.

Con 15 años floreciendo tomó valor y por fin se asomó al ring.

—“¿A quién le pregunto?”

—En allá tienes que entrenar.

—Ah, ya— Y se lanzó a ese mundo desde la tercera cuerda.

“Tenía mucho miedo a las caídas. Me va a doler mucho, me voy a morir, decía. Tenía un susto... pero don Juan, El Gitano, mi maestro, bien harto es que me ha enseñado”.

“He tenido muchos accidentes, pero con golpes se aprende. Yo lo he tomado como una afición, como un deporte. Es duro, pero nunca he pensado en dejarlo. A veces pienso un rato, pero me gusta”.

Su primera lucha fue difícil, pues se encontró con Jenifer Dos Caras. “Me fue muy mal, me lastimé todo y, al día siguiente, tuve que estar con mis chilcas y otros tratamientos con coca para curarme”. Pero eso le templó el cuerpo. Ahora entrena todos los martes, los miércoles y los jueves.

También tiene otra vida. Es artesana y cursa el segundo medio en el colegio Óscar Alfaro. “Mis compañeros no saben que lucho. En mi familia no les gusta que luche, ‘¡te estás lastimando, que esto, que lo otro!’, dicen. Me han prohibido. Le molesta más a mi papá. ‘¡Cómo con esos hombres todavía tienes que ir a entrenar!’. Pero a mí me gusta. Siempre llego accidentada, mi papá viene estricto y dice: ‘Con esto curate, hija’”. Quien le ha apoyado es su hermano, que le acompaña a entrenar.

“Me gusta. Lo que hago es pedir justicia en el ring, porque las rudas son muy malas. Yo soy técnica. Lucho como Hilda López, por qué me voy a cambiar de nombre si ese es el mío. Las rudas son muy rudas, así que cuando pido justicia, la gente me aplaude. Ellas dan golpes bajos, nos botan como les da la regalada gana y nos pueden waikear entre dos. Nosotras no podemos, sólo esperamos que nos aplauda la gente”.

La pelea ha terminado e Hilda, sangre de por medio, se corona ganadora. “Mi objetivo es viajar a todo lugar. Quisiera recibir un cinturón de oro, medallas. Algún día seré muy famosa con el rojo, amarillo y verde. Pero para eso me falta un entrenamiento más duro y seguir lastimándome”, replica adolorida.

Extraído de Bolivia.com

Contactos: luchalibrebol@gmail.com

domingo, 21 de febrero de 2010

Lucha Libre desde Santa Cruz: “El Violento Robin”

Imágenes desde el oriente boliviano

Lucha Libre desde Santa Cruz: “El Violento Robin”

Al 100% Wrestling Boliviano

Robin Mendoza Salvatierra nace un 16 de enero de 1987, sus padres son Dn. Milton Mendoza y Dña. Maria Deisy Salvatierra. Hermano mayor de tres hermanas, Elva (15), Mariel (11) y Melissa (10). Cursó su nivel básico y medio en el Colegio Part. Mixto Cruz del Sur.

A la edad de 7 años Robin, junto a su padre, vio su primer espectáculo de lucha libre. Ante tal espectáculo quedo maravillado y asombrado al ver la reacción del público hacia esos gladiadores que volaban por los aires y azotaban a sus rivales contra la lona. Desde ese momento empezó a crecer en el la idea de llegar a ser luchador.

Y no fue hasta sus 12 años, que un promotor llego a las afueras de su colegio reclutando jóvenes que quieran incursionar en la lucha libre.

Es así que el 27 de agosto del 2000, Robin tiene su primer encuentro para el Grupo de Lucha Libre Juvenil (GLLJ) bajo el seudónimo de "El violento Robin". Con el pasar del tiempo El violento Robin fue perfeccionando su estilo, entrando al bando de los rudos debido al constante uso de sillas, mesas y escaleras en sus peleas.

En el año 2002, se convierte en el campeón del GLLJ al derrotar al Tanque Negro en una lucha. El reinado del El violento Robin como campeón duro tres meses, al perder el titulo en una lucha extrema contra Araña.

En el año 2002 El violento Robin sufre una fractura de la muñeca izquierda que lo mantiene fuera de acción por cuatro meses.

En el año 2003 ejecutando un backbreaker se fractura el tobillo derecho dejándolo fuera del mundo luchistico por tres meses.

Durante los años 2004 y 2006 el Grupo de Lucha Libre Juvenil decayó económicamente hasta desaparecer.

No fue hasta el 2008 y la creación del GLLP (Grupo de Lucha Libre Profesional) que El violento Robin volvió al ring. Actualmente ha tenido feudos contra grandes luchadores del GLLP como son Psicopata, Eric El Rojo, Dante, Boika, No Mercy y El anarquista.

Presentación del violento “Robin”

Hola amigos fanáticos de la Lucha Libre Profesional, mi nombre es El Violento Robin y soy parte de las superestrellas del Grupo de Lucha Libre Profesional (GLLP) de Santa Cruz-Bolivia. Llevo ocho años practicando este hermoso deporte que me ha dado alegrías y penas, pero en todo este tiempo me he encontrado mucha gente que tiene el mal concepto de que la lucha libre es una total farsa.

Ver blog de Robin del Grupo de Lucha Libre Profesional de Santa Cruz Bolivia.

Nota:

A los seguidores de la Lucha Libre Boliviana si conocen webs o blogs de luchadores bolivianos y/ó eventos de Lucha Libre háganos conocer al correo: luchalibrebol@gmail.com o al móvil: (591) 765 9 11 57.

domingo, 14 de febrero de 2010

Videos del “Grupo de Lucha Libre Profesional” de Santa Cruz GLLP-Bolivia





Quiero compartir más videos de la Lucha Libre Boliviana, desde Santa Cruz lucha libre al mejor estilo oriental.

Entre algunos de sus luchadores están: Psicópata, Eric El Rojo, Dante, Boika, No Mercy, El anarquista y uno de los más ágiles es Robin, el nombre de la agrupación es “GLLP-Bolivia”

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jueves, 11 de febrero de 2010

“Jaider Lee” derrotando a “Comando Zabala”

Tecnicos Vs. rudos

“Jaider Lee” derrotando a “Comando Zabala”

Imágenes inéditas

Las fotos de “Jaider Lee” derrotando a “Comando Zabala”, la batalla se efectuó en el Coliseo Deportivo de Kiswaras de la Ciudad de El Alto el pasado 25 de diciembre de 2009.

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Fotos: Alberto Medrano, Celular movil: (591) 765 9 11 57

lunes, 8 de febrero de 2010

Fotos de Ana “La Vengadora” en acción

Mujeres luchadoras

Fotos de Ana “La Vengadora” en acción

Gracias a Rodrigo Miguel Bustos

Su nombre de lucha es Ana La Vengadora, élla junto a varios grupos de luchadores como Kid Simonini, Jaider Lee, Vampiro I, Sombra Junior visitaron varios países de Sudamérica.

Rescatamos las fotos de Ana La Vengadora de la red social facebook de la Lucha Libre Boliviana. ¡agréganos! haciendo click aqui...

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sábado, 6 de febrero de 2010

Fito y Tiño “Jordy” destrozando a los hermanos Doberman “I y II”



En una lucha para el recuerdo los Hermanos Fito y Tiño “Jordy” destrozaron y derrotaron a los hermanos Doberman “I y II” en una pelea que quedara en la historia de la Lucha Libre Boliviana puesto que los Hermanos “Jordy” son personajes de ultratuma, tétricos y sanguinarios.

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Descargar video en youtube

jueves, 4 de febrero de 2010

Imágenes exclusivas del “Vampiro I” de Lucha Fuerte Extrema

Gracias a Rodrigo Miguel Bustos desde Argentina

Imágenes exclusivas del “Vampiro I” de Lucha Fuerte Extrema

Hijo del Legendario Sombra Vengadora

Una de las Revelaciones de las ultimas década del wrestling boliviano sin lugar a dudas es el “Vampiro I” hijo del Legendario luchador Sombra Vengadora.

El "Vampiro I" junto a Sombra Junior en los últimos años conformaron Lucha Fuerte Extrema, ellos con su grupo de Luchadores viajan constantemente por el interior y exterior del país.

El "Vampiro I" en facebook

Desde La Paz Bolivia muchas gracias a Rodrigo Miguel Bustos de Argentina por etiquetar las fotos del "Vampiro I" en la red social facebok.

Pueden visitar su weblog de los Vampiros y Sombra Junior: Lucha Fuerte Extrema

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miércoles, 3 de febrero de 2010

“Lucha Fuerte Extrema” de los Hermanos Mendoza en Argentina



Pueden ver mas fotos y videos en su weblog Lucha Fuerte Extrema

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Fotos de “Veneno Maya” en la Lucha Libre del 30 de enero de 2010 en México (Parte II)

Más imágenes de Josué Villanueva

Fotos de “Veneno Maya” en la Lucha Libre del 30 de enero de 2010 en México (Parte II)

Directo para la Lucha Libre Boliviana

Con inusitado interés hace un par de semanas Veneno Maya nos escribió a nuestro correo electrónico con el objetivo de visitar tierras bolivianas, en sus últimos correos nos envía fotos de la Lucha Libre del pasado 30 de enero en México, disfrútenlo:

La Segunda Lucha de la noche enfrenta a Veneno Maya y Sádico en contra de El Divino y Moncho Cachondo quienes presentaron una lucha de poder a poder con llaves y castigos. La primera caída se la lleva Veneno Maya y Sádico, la segunda y tercera corren a cargo de El Divino y Moncho una lucha en la que las marrullerías estuvieron a la orden del día por parte de ambos bandos.

Posdata: un abrazo a toda la banda de Bolivia de su amigo Veneno Maya, les dejo mi correo para que me agreguen al Messenger venenomaya01@hotmail.com

Soy el de la mascara de calavera mayas rojas y camisa sport negra saludos

¡DESDE BOLIVIA MUCHAS GRACIAS A VENENO MAYA!

Correo electrónico de Veneno Maya: josue_hmx@hotmail.com y venenomaya01@hotmail.com

Contactos: luchalibrebol@gmail.com

Fotos de Veneno Maya en la Lucha Libre del 30 de enero de 2010 en México (Parte I)

Wrestling por todo el mundo

Fotos de "Veneno Maya" en la Lucha Libre del 30 de enero de 2010 en México (Parte I)

Exclusivas para la Lucha Libre Boliviana

Con inusitado interés hace un par de semanas "Veneno Maya" nos escribió a nuestro correo electrónico con el objetivo de visitar tierras bolivianas, en sus ultimos correos nos envía fotos de la Lucha Libre del pasado 30 de enero en México:

La Segunda Lucha de la noche enfrenta a Veneno Maya y Sádico en contra de El Divino y Moncho Cachondo quienes presentaron una lucha de poder a poder con llaves y castigos. La primera caída se la lleva Veneno Maya y Sádico, la segunda y tercera corren a cargo de El Divino y Moncho una lucha en la que las marrullerías estuvieron a la orden del día por parte de ambos bandos

Posdata: soy el de la mascara de calavera mayas rojas y camisa sport negra saludos.

Correo electrónico de Veneno Maya: josue_hmx@hotmail.com

Contactos: luchalibrebol@gmail.com

Zebra Kid: “Métodos de Lucha Azteca”

Exclusivo para el wrestling boliviano

Zebra Kid: “Métodos de Lucha Azteca”

Palabras y trucos sabios de Lucha Grecorromana


Desde México consejos de Lucha Libre por Humberto Whijares:

Es muy importante que un deportista, Dama o Caballero..Aprenda lo real del Catch...
Como saber controlar, rendir, proyectar, tumbar, luxar...a un Rival...sea en el ring o la calle.

LA LUCHA es un deporte espectáculo... donde el Luchador es un ROMPEHUESOS... NO payaso.

MÉTODO:

1-LUCHA OLIMPICA
2-LUCHAGRECORROMANA
3-LUCHA INTERCOLEGIAL...(shoot)
4-TOMBLING
5-JUDO
6-CUERDAS..(entradas y salidas)
7-LUCHA LIBRE PROFESIONAL..

Es muy importante dominar las disciplinas, arriba citadas...

Agradezco sus comentarios...atte. ZEBRA KID

Correos electronicos de Zebra Kid: ruben@zebrakid.com.mx y hapkido_vallarta@hotmail.com
Pagina web de
Zebra kid: www.zebrakid.com.mx

Contactos:
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