“Estuvimos en el Show de Cristina”
Las cholitas cachascanistas de
Texto: Anna Infantas | Fotos: Mónica Oblitas
Aún está emocionada, como si hubiera sido ayer cuando llegó a la cosmopolita Miami para participar, nada menos, que del Show de Cristina Saralegui... "¡No lo puedo creer!", exclama 'Julia, la paceña'; o si prefiere puede llamarla María Remedios Condori, como la bautizaron sus padres hace 32 años. Los recuerdos de la luchadora boliviana no tardan en venir a su mente, y cómo evitarlo si para ella fue inolvidable... "I-nol-vi-da-ble", deletrea la mujer, mientras se aleja de la bulla que interrumpe la charla a través del teléfono.
Un minuto de popularidad que jamás se hubiera dado si no fuera por
Junto a María Remedios, se subieron al avión, cargando sus mejores polleras y malabares, Lorena Verónica Villa ('Elizabet, la robacorazones)', Mery Llanos ('Juanita, la cariñosa') y Raquel Mamani ('Sarita, la romántica'). Las cachascanistas empezaron su odisea el 8 de julio y apenas pusieron un pie en el Miami International Airport (MIA), no pudieron pasar desapercibidas; las miradas curiosas se detuvieron en sus amplias faldas, sus tejidas mantas y sus sombreros de hongo, como tampoco faltaron quienes se animaron a preguntarles por su peculiar vestimenta. "Los extranjeros nos miraban bien raro", dice María Remedios... Y de seguro hubieran quedado más desfigurados al saber que ni las faldas ni los zapatitos de aguayo son, para ellas, un obstáculo para realizar las osadas vueltas carnero y patadas voladoras sobre un cuadrilátero, mientras sus fanáticos, desde las tribunas, les suelen gritar: "¡Uno, dos, tres!".
No era la primera vez que subían a un avión ("también fuimos a Perú al programa de Magaly Teve"), aunque -claro está- jamás se habían hospedado en un hotel de lujo, o como afirma 'Julia, la paceña,' "un departamento que parecía tener más de cinco estrellas. Era muy lindo en allá...".
Al día siguiente de su arribo, la producción del programa las llevó al set en una limusina blanca. "Era bien grande y hasta tenía un bar". Si bien al mediodía las recogieron, la filmación recién comenzó a las 16:00. "Fuimos a probar el ring y ahí conocimos a los luchadores mexicanos y estadounidenses". Tuvieron que esperar bastante tiempo para conocer de cerca a la cubana Saralegui, integrante del grupo de los 25 hispanos más influyentes en Estados Unidos. Sólo les concedieron unos segundos, los suficientes para escuchar de boca de Cristina las ganas que tenía de conocerlas... "Chicas, he hecho todo lo posible para que ustedes vengan aquí... Y mi sueño se ha hecho realidad", les dijo.
La grabación (en uno de los tres estudios de Blue Dolphin Studios) duró una hora, aunque las cholitas bolivianas únicamente tuvieron un minuto para demostrar su lucha libre, compartiendo el escenario con luchadores gays, mexicanos y estadounidenses. "Como éramos cuatro, nos lo hemos partido. Los mexicanos, por ejemplo, se daban muy despacio, no se golpeaban como nosotras; hasta ellos se sorprendieron cuando entramos a pelear... ¡Bien duro nos hemos dado en el ring y con polleras! De seguro que a México también nos invitan", afirma María Remedios, que lleva ocho años encima en un cuadrilátero, como una herencia de su padre y hermano. "Ellos también son luchadores". Fue su hermano, conocido en el ambiente como ‘Histeria’, que la animó a unirse a este espectáculo surrealista: "¿Puedes hacer lucha libre?", le preguntó y ella respondió: "Claro, pero con polleras no voy a poder". Era la época de Furia de Titanes y, según María Remedios, las cholitas eran discriminadas; por eso, empezó luchando sin polleras. Un buzo era su vestuario de entrenamiento, pero un día se olvidó de llevarlo. "Entrená nomás con polleras", le dijo 'Histeria' y así lo hizo 'Julia', que animó a sus amigas Carmen Rosa y Yolanda a seguir sus pasos. "Es como estar entrenando con deportivo", les aseguró. Lo que siguió después ya es parte de sus anécdotas, como haber estado con la propia Cristina Saralegui o haber tenido que soportar los duros golpes de los hombres. "Pocas aguantamos; al comienzo los hombres eran malos y no nos querían enseñar".
Se estima que hay media docena de luchadoras de polleras, especialmente concentradas en
"Nuestra pasión es luchar. Organizamos peleas porque nos gusta, ya sea para perder o para ganar", explica, emocionada, María Remedios, madre de dos hijos, que cuando no está tras las cuerdas, ayuda a su marido en un taller de extractores eólicos o es cocinera en un restaurante para turistas. Ese aspecto de su vida también llamó la atención de Cristina Saralegui cuando la entrevistó, así como la cantidad de accidentes que tuvo... "Yo le dije que me había fracturado mi clavícula, me había doblado mi tobillo... pero que seguía en la lucha libre", recuerda la cachascanista y luego agrega otro detalle: "Sólo fueron cinco minutos de entrevista para las cuatro".
'Las cholitas bolivianas', como fueron presentadas en el programa de Univisión, que saldrá al aire dentro de un mes, se quedaron con la ganas de tomarse fotos con la cubana, tampoco les permitieron filmar. "Nos lo han prohibido. Nos dijeron que por Internet nos van a mandar", dice María Remedios, una apasionada luchadora que sólo a los 50 años colgará ‘las polleras’. "Un hombre pelea hasta los 60 ó 70 años, yo quiero nomás hasta los 50".
Espectáculo. Cada fin de semana, varias personas se reúnen en el Coliseo Cerrado de
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