domingo, 21 de octubre de 2012

Fray Tormenta dice adiós a la lucha libre

El sacerdote Sergio Gutiérrez Benítez, conocido como Fray Tormenta, anunció su retiro de los cuadriláteros, señalando que a sus 65 años no ha podido ganar un millón de dólares y crear “La Ciudad de los Niños”.

Narró que decidió ser luchador profesional por la necesidad de mantener a los 270 niños que había en la Casa Hogar de los Cachorros de Fray Tormenta, fundada en 1972, actividad deportiva que dentro de poco dará por culminada.

“Yo fui drogadicto, alcohólico; entré a los 22 años al seminario, quise ir con un sacerdote a que me diera un consejo, me corrió de la iglesia y me sacó de una oreja a la puerta, y le dije qué si hubiera sacerdotes ‘chidos, buena onda, muchos cambiaríamos”, puntualizó.

Expuso que no obstante llevar cerca de 38 años como luchador y una doble personalidad sigue manteniendo su parroquia, reconociendo que dentro de la ambigüedad que pueda crear Sergio Gutiérrez Benítez o Fray Tormenta, conserva su objetivo de que los menores de edad que llegan a la casa hogar encuentren un amigo, un padre, algo de lo que la vida les negó, y lo que sus verdaderos padres rechazaron.

Con orgullo y de corridito, dice que de la Casa Hogar de los Cachorros de Fray Tormenta han salido tres médicos, 16 maestros, un contador público, un auditor, un contador privado, 20 técnicos en computación, siete abogados y un sacerdote, a los que les dio de desayunar, comer, de cenar y el estudio.

De la misma forma, indicó que otros de sus muchachos decidieron también la vida del costalazo, los cuales también llevan una doble vida y se desempeñan como luchadores profesionales, entre los cuales se encuentran Rostro Infernal, Boy Danger, Criptón, el Chacal, la Sombra, el Místico, El Sagrado, Fray Tormenta Jr., Arácnido, Dailus-Niño Caribe King, entre otros.

Dice haber nacido el 5 de febrero de 1945 en San Agustín Metzquititlán, Hidalgo, hijo de José Gutiérrez García y Emilia Benítez, siendo el penúltimo hijo de los 17 vástagos, por lo que declaró que es mentira que la familia menor vive mejor.

Señaló que a lo mejor ya no hay mucho que contar de su historia, ni de aquellos nervios que sentía por días cuando le tocaba exponer su máscara, ante el temor que su identidad fuera conocida y no poder seguir con su tarea de alimentar a tanto cachorro.

Declaró que en algún tiempo su meta era ganar los mismo que un boxeador como Cassius Clay, para ganar un millón de dólares, hacer “La Ciudad de los Niños” y poder retirarse en paz.

Entre sus anécdotas, cuenta que la única vez que enseñó su rostro en la televisión fue con su compadre Guillermo Ochoa en la Arena México, pues hubo un tiempo que salió un impostor el cual “se hacía pasar por Fray Tormenta y hacía despapaye y medio”, por lo que tuvo que limpiar su nombre.

“El obispo de Texcoco me preguntó quién era el sacerdote luchador, y pues al decirle que era yo, me regañó y me pidió que dejara esta actividad, pero le expliqué que necesitaba dinero para el orfanato y era la forma en que lo conseguía, esto fue lo que lo hizo reconsiderar”, contó.

Con algunas lágrimas sobre la textura de la máscara, relató que “una de las veces que vino el Papa Juan Pablo II, nos invitaron a una comida, durante ésta, él nos fue saludando a cada uno y cuando tocó mi turno, me presenté hablando en italiano, le dije: ´Soy el Padre Sergio y También soy Fray Tormenta´.

“Él sonrió y me dijo que ojalá hubiera varios Fray Tormenta en el mundo, y le contesté sonriendo: ´No señor, porque se acabarían la iglesias´. Como respuesta me acarició y me dio su bendición, eso me da fuerzas aseguir adelante, y pues mientras viva, seguiré con mi labor y practicando la lucha hasta que el cuerpo aguante”.

Recordó que viajó a Japón cerca de 30 veces, donde le pasó una de las historias más insólitas, pues describe que un atleta nipón le estaba dando duro y tupido cuando se acercó un niño de las graderías y le ayudó, por lo que le dio un beso en la frente.

“Regreso al mes y me espera la televisión en el aeropuerto y se acerca el mismo niño con sus padres. En eso yo ya contaba con un traductor, el cual me manifiesta que los padres de este niño me deseaban dar las gracias.

“Me dijeron que este niño estaba paralítico, estaba en silla de ruedas, pero cuando vio que me estaban golpeando, se levantó de su sillita para ayudarme, y deseaban agradecérmelo”, agregó.

MEDIOTIEMPO

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